De los plátanos y el liderazgo

El otro día fui a hacer un mandado, tuve que comprar plátanos. Plátanos que no fueron aceptados por el comité de bienvenida de mi casa (mi mujer y mi hija) porque no tenían el punto de maduración correcto. Yo que soy poco dado a las sutilezas necesito pautas de comportamiento claras para evitar, en la medida de mis posibilidades, caer de nuevo en el error. Pautas que no encontré, ay.

 

Busqué en internet algún seminario del tipo “conviértase en experto en la maduración del plátano en 24 horas”, pero sólo conseguía seminarios sobre Coaching o Community Manager y, aunque barajé ambas posibilidades, ninguno trataba la maduración del plátano en profundidad.

 

No me quedó más remedio que echar mano de expertos. Contraté a una auditora reconvertida en consultora y tras varios días de deliberaciones, previo pago de tarifa, me soltaron un tocho , muy bien encuadernado, con sus antecedentes , sus medidas correctoras y el “state of the art” de las múltiples variantes del plátano, llamado banana e incluso banano en otros mundos y otros lugares. Parece que el grado de maduración depende de las condiciones del transporte, de la temperatura del punto de destino, de las condiciones de consumo y del fin que se le vaya a dar al fruto. No me vale. Necesito pautas claras que eviten futuros rechazos de la mercancía y ser calificado como “el tonto del supermercado”, cariñoso apelativo con el que se me nominó tras el desafortunado incidente , sólo el tiempo dirá si de manera permanente.

 

A punto de resignarme a mi destino se me ocurrió acudir a mi entorno cercano, el virtual y el otro, en busca de ayuda. Como voy camino de convertirme en una leyenda twittera la respuesta que obtuve de mi comunidad (lo siento, me han dicho que les llame así) fue cuantiosa; respondieron con celeridad acerca de cuantos días, en su opinión, debe de transcurrir entre la recogida del plátano y su consumo para poder calificar la “experiencia” como óptima. Obtuve todo tipo de respuestas, respuestas que iban desde los tres días que me dio Betancourt a los cincuenta y dos de Ridderstrale, mi amigo el pegamoide por eso de qué vive en Alaska (perdón, no me he podido resistir) .

 

Años de consultor han desarrollado en mi una querencia a la osadía, sin demasiadas vacilaciones  sume los días que me decía cada uno y lo dividí entre los participantes de mi historia. El resultado fue que un plátano se considera maduro, ni verde ni pasado, cuando transcurren ventiún días y doce horas desde su recogida hasta su disponibilidad en mesa.

 

Hoy he ido de nuevo al supermercado con la emoción de la primera vez. Frente al frutero, con esa voz que sólo sabemos poner los expertos en casi todo, he hecho la pregunta mágica, acaso un poco más alto que lo normal,

 

·      “¿Cuánto hace que han recogido estos plátanos?”.

·      “Ufff, no se, unos veinte días”

·      “Póngame una docena”

 

Mi corazón bombeaba al ritmo del jardín prohibido de Sandro Giacove al entrar en casa. Apenas transcurridos unos minutos, el comité de bienvenida dictó sentencia. “Ves, esta vez si te los han dado bien”. Sólo un constructor ante la adjudicación de una obra me puede superar hoy en felicidad.

 

Como hay que dar base científica al experimento recuerdo una interesante conversación twittera que mantuve hace poco con mi amigo, real y virtual, @AntonioCamunas en la que salió James Surowiecki, y su sabiduría de los grupos. Su libro, al menos el que he leído (desconozco si tiene algún otro) “Cien mejor que uno” publicado en España por Tendencias, trata la cuestión de como, cuando se dan determinadas condiciones, los grupos son más sabios que los expertos.

 

En esas estaba, mi cabeza daba vueltas a esto mientras yo “picoteba” por Twitter y aledaños, cuando me choco de frente y por derecho con una entrada en el blog de Juan Carlos Cubeiro sobre lo ¿Qué caracteriza a los líderes europeos de alto potencial?

 

Surowiecki y líderes de alto potencial, unas gotitas de limón, un poco de atrezzo y da como para una tarde estupenda.

 

La entrada, ya digo, captó de inmediato mi atención .Resulta que los de MRG (Management Research Group) han hecho “una investigación muy interesante, (Son palabras de Juan Carlos),  que analiza a 595 profesionales considerados de alto potencial frente a 4.642 personas cuyas evaluaciones son menores y utilizan un instrumento, el LEA (Leadership Effectiveness Analysis), con 22 competencias de Liderazgo”

 

Y parece que “l@s directiv@s europe@s (Juan Carlos utiliza el símbolo @ y yo me limito a respetarlo) de alto potencial puntúan significativamente más alto en siete cualidades, a saber.

 

“Visión estratégica y planificación del futuro”, “Comodidad ante los cambios, la velocidad y la innovación”, “Capacidad para generar energía y entusiasmo en otros”, “Espíritu de superación ante los objetivos retadores”, “Deseo de desafiar el status quo y la percepción de las personas con autoridad” y “Capacidad para convencer y persuadir a l@s demás”

 

A mi esto de planificar el futuro es que me pone todo porque para poder planificar el futuro puedes hacer dos cosas, o adivinarlo o inventártelo, parece que esto último es lo que hacía Steve Jobs (¿De qué hablaríamos sin Jobs y sin Guardiola?). Yo, como diría Enrique Dans,  creo que hay altas posibilidades de que la mayoría no seamos Steve Jobs con lo que sólo me queda eso de adivinar el futuro. Me doy un paseo rápido por el buscador de Google donde tecleo “Adivinar el futuro” y una de dos , o los auténticos líderes tienen mal posicionamiento SEO O SEM  (Es que me lío con los dos) o esto va de tarot, videncia, horóscopo y demás “ciencias”. Parece que una cualidad importante para los líderes es dominar el tarot.

 

La segunda es “Voluntad de asumir responsabilidades y deseo de influir en otras personas”, o sea que les gusta mandar, vamos;  y en plan Gary Cooper asumen las responsabilidades suyas y de otros. Qué la cosa va bien, es lo que tiene el azar que a veces sale cara, su ambición quedará colmada y conseguirán un cuadro con su retrato en la pared. Si la cosa se tuerce la visión se alarga y dicen cosas como “estamos construyendo el futuro” o “al hombre nuevo” y  en este plan.

 

El “vidente ambiciosete” parece que además tiene el “Deseo de desafiar el status quo y la percepción de las personas con autoridad”, sin dar tanto rodeo creo que a eso se le llama Lucha por el poder y para luchar por el poder nada más eficaz que otras dos competencias “capacidad para convencer y persuadir a l@s demás” y “Capacidad para generar energía y entusiasmo en otr@s”, Poder y seducción, cuidado con esa mezcla, que suele dejar resaca y a menudo te colocan garrafón.

 

Otra ronda, “Comodidad ante los cambios, la velocidad y la innovación”,

 

Nos preparamos mucho para afrontar los retos, pero parecía como si nos estuviésemos reorganizando cada vez que empezábamos a formar equipos. En los años posteriores de mi vida descubrí que nos enfrentábamos a cualquier situación nueva reorganizando; un método maravilloso para crear la ilusión de progreso mientras se genera confusión, ineficacia y desmoralización.

 

Nos dijo ya hace unos cuantos siglos Cayo Petronio: Como diría Schuster “no hace falta añadir nada más

 

Falta alguna, pero con estas creo que nos hacemos una buena idea del cuadro.

 

Creo que la cosa funciona, o más bien funcionaba,  mas o menos así. A los humanos no nos pone la incertidumbre y, a cambio de reducirla, estamos dispuestos a hacer cosas de los mas esperpénticas .

 

En la empresa, mundo en el que me muevo con cierta soltura, el pacto funciona. Hay un grupo de escogidos que lideran o dirigen (¿Son sinónimos?)  y que, a cambio de reducir al resto la incertidumbre, obtienen algún que otro privilegio,  tipo despachos, tarjetas, plazas de parking, vacaciones en agosto…

 

Yo que siempre intento explicar cosas, aunque a menudo no lo consigo, creo que no corren buenos tiempos para esto y lo creo porque mezclando de aquí y de allá, me hacen ver que modelos basados en la autoridad de unos para predecir el futuro y en la irresponsabilidad de otros pra ponerlo en sus manos no son sostenibles.

 

¿Cuál es el modelo sostenible?

 

Mi osadía como consultor no llega a tanto, pero me voy a pensar sobre ello al borde de la piscina.

 

Salud.

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