Esto va de "My Generation"...

Ha sido un fin de semana de melancolías.  El viernes estuve en Clamores en el concierto que, mi amigo y vecino, Rafa Higueras hace como homenaje a su amigo, que no vecino, Enrique Urquijo ahora que “han llovido 15 años”. 

 

Enrique se fue, como la mayoría de los que se van, quizás, demasiado pronto y Rafa con su banda, la Jazzville Band,  le rinde homenaje cada año. Este año se han esmerado, han sacado un CD+DVD y hacen una minigira junto con invitados de toda edad y condición por las salas del Madrid de Enrique. El viernes, ya digo, tocaron en Clamores.

 

Allí estaban, mezclados,  Juanma Elegante (Los Elegantes) y Pablo Martín (La Tercera República) con Jorge Marazu (Temazo la versión que se cascan del Ojos de gata en el CD),  Txema Altube y Susana Blanco, entre otros; subiendo y bajando del escenario. Jóvenes y no tan jóvenes unidos por la música y "los problemas"

 

El domingo durante el #ExperienceEndesa, uno de los trabajos que entretienen mis días, rendimos de manera humilde, pero sentida, nuestro homenaje a Fernando Martín ahora que hace veinticinco años que ha muerto. 

 

Juanma Iturriaga (@palomero14), uno de nuestros ideólogos de guardia, le hizo ,incluso sin darse cuenta, para mi el mejor homenaje “bueno, compañero, - mirando a un sitio indefinido- pues ya han pasado veinticinco años”. Luego siguió hablando de baloncesto, claro.

 

Ando leyendo, y disfrutando, “Generación Paréntesis” de Joana Bonet (@bonetjoana), otra amiga que hace cantos “a la melancolía y a los puntos de fuga”.

 

Yo que soy de esa generación paréntesis, viví la movida, aunque con la sensación de que llegaba cuando ya habían cantado el "Para ti", disfruté de Fernando Martín y degusto esas punzadas en el alma, ay.

 

Creo que la melancolía, como el alcohol, tiene su punto siempre que aguantemos el pulso y me gusta, de vez en cuando, un baño de nostalgia y patxarán (nunca fui muy de liar); pero, ahora que estoy en la edad de dar explicaciones si llevas el pelo largo, reniego del “postureo Chenoa" de “cuando tu vas, yo vengo de allí”.  No he venido hasta aquí para quedarme "sentado junto a un Cadillac segunda mano".

 

Creo que fue en otra del paréntesis, Lucía Etxebarría (la biblioteca me pilla en la otra punta),  donde leí que “toda generación odia a la que le precede y a la que le antecede” y probablemente en eso estemos.

 

Douglas  Coupland (uno también tiene sus fuentes) en su libro Generación X, desarrolla la teoría de la lotería generacional  para explicar porqué gente de aparentemente similar preparación ocupan puestos tan diferentes en las empresas. Él lo achaca al momento de su nacimiento.

 

Para mi que todos los puestos son ordinarios “al bajarse de cada escenario”, ando con la sensación de que llegan unos que se quieren hacer sitio con los codos y sin preguntar, pero lo envuelven en fin de época y camisetas 198.

 

Pues bueno amíguete, que sepas que mi tiempo no paso y "no pienses que estoy muy triste, sino me ves sonreír, es simplemente despiste, maneras de vivir". No tengo la sensación de haber llegado todavía a nada y no esperes de mi que acepte la prejubilación cívica que, parece, quieres darme, acodado a la barra del algún templo de los de antes mientras cuento historias de cuando los Smith actuaron en el Paseo de Camoens. Mi cabeza todavía no está tan taladrada como la de Morrissey, así que "búscate otro perro que te ladre, Princesa".

 

Aún “aguanto un desnudo” y estoy dispuesto a volver a  "pasearme a cuerpo”, aunque no tenga edad, ni ganas, para andar durmiendo en tiendas Quechúa.

 

Y es que como ya dijo Víctor Manuel (soy ecléctico en mis citas y en  mis adicciones), “aquí cabemos todos o no cabe ni Dios”. No me hagáis bajar al sótano a por las cintas de Quilapayún que todavía me acuerdo donde están

 

¡Que suenen los Who!

 

Salud.

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