De la mayoría selecta y el consumo

Me topé el domingo con una interesante reflexión de @JavierGomaL

en el diario El País acerca de un interesante concepto, ¡si! todavía hay reflexiones interesantes en la prensa escrita, la Mayoría selecta.

 

http://cultura.elpais.com/cultura/2013/01/11/actualidad/1357928213_463642.html

 

El planteamiento del JGL es tremendamente seductor y, salvo error de interpretación por mi parte, nos viene a decir que a medida qué el nivel de desarrollo, el diseño atractivo  y la belleza se populariza; la vieja dicotomía entre una minoría privilegiada (culta y con buen gusto) y la masa (obscena y vulgar)  desaparece.

 

“Porque, antes, sólo una minoría podía ser selecta y a ella le pertenecía en propiedad tanto la alta tecnología como la alta costura y todas las restantes alturas de este ancho mundo”. Zara, Apple e Ikea han venido a terminar con esto, “han democratizado a escala global ….y constituyen tres ejemplos de buen gusto generalizado y los primeros atisbos de lo que podría llegar a ser una selecta mayoría”

 

Tremendamente atractiva, ya digo.

 

 

Me gustaría compartirla, aunque, ay, no puedo. Y no puedo porqué cómo me toca analizar el comportamiento de los mercados, de algo tengo que vivir, me gustaría que todos nos autocontestáramos a dos preguntas.

 

¿Cuántos de nosotros estaríamos dispuestos a mejorar de coche con la condición de qué fuera igual al del resto de vecinos?

 

¿Cuántos de nosotros estaríamos dispuestos a conducir un coche peor que el actual si nos garantizan que va a ser el mejor del vecindario?

 

Vosotros mismos.

 

La ropa, como todos los bienes, nos sirve para cubrir una necesidad básica, resguardarnos del frío o del calor. Pero no sólo nos sirve para eso. La ropa nos sirve para manifestarnos, para comunicarnos, para ser miembros de una tribu en contraposición a los miembros de otra. Y es que la moda, como la vivienda o la tecnología, además de cubrir necesidades básicas, son bienes posicionales. Son bienes que utilizamos para sentirnos diferentes, ¿superiores?, al resto.

 

Y es que cuando alguien abre un Mac en una cafetería Starbucks está diciendo al mundo que el es un tipo guay, cool, “in”….. o como leches lo queramos definir. Y esos guay, cool, “in” dejaran de interesarse por zara, Apple o Ikea cuando sencillamente crean que se han hecho demasiado populares. Porque para que haya gente “in”, necesitamos gente “out”

 

Cómo ciudadano me encantaría que la tesis de Javier fuera verdad, como “marquetiniano” (¡Horror de palabra!) me queda intentar comprender a los mercados y mientras haya gente que se sienta exclusiva, habrá oportunidades de mercado para los que oferten cosas exclusivas.

 

¿O usted no es de los que qué cuando viaja busca sitios donde no vayan los “turistas”?

 

Pues eso.

 

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