Mis rarezas y los caminos trillados...

Leo a través de “Hay Derecho” una entrada sobre el “fantasioso” currículo del nuevo candidato a la Junta de Andalucía por el Partido Popular, “los misterios del currículo del candidato”.

 

Un enlace que me llega a través de mi amigo virtual (Espero que no por mucho tiempo, lo de virtual que no lo de amigo) @EstebanFernnde5 y del excelente portal “Hay Derecho”  con varios Gomá detrás (alguno de ellos ya felizmente “desvirtualizado”) es como para que su lectura se convierta en el momento estelar de la tarde. 

 

El artículo lo firman de manera conjunta Jesús Fernández-Villaverde y Luís Garicano. Al primero no tengo el gusto, al segundo le vi hace poco en la Fundación del Pino hablando de su libro y entre mis recuerdos aparece alguna conferencia en el IE de Madrid, aunque a lo mejor fue de su hermano Tomás.

 

Bueno, el caso es que el artículo me dejó como raro y envíe unos cuantos tuits a Esteban que acabaron contestando unos y otros; tuits que reforzaron mi sentimiento raro y que hoy, con el sosiego que dan los viernes, me dispongo a ordenar para acabar o reforzar, uno nunca sabe, mis rarezas.

 

Que el currículo académico del candidato del partido Popular (no me acuerdo de su nombre ni me apetece levantarme a mirarlo) no es para sacar las galas a la calle parece evidente; pero, con todo, eso no me parece lo más reprochable. Me parece más reprochable el dedazo del jefe, más reprochable que tenga nula experiencia laboral al margen de la política y más reprochable que haya llegado a Secretario de Estado sin saber muy bien cómo. Así, de primeras dadas, yo no interpreté que en el artículo se le criticara por mentir con su currículo, si fuera el caso, esto no es reprochable, es directamentp delito, o presunto que tengo el Derecho un poco oxidado en  mi cabeza.

 

Mi rareza con el artículo viene porque rezuma, o al menos a mi me lo parece, clasismo intelectual y además me parece fácil y uno espera transitar caminos menos trillados de los habituales.

 

Decir, como dicen los firmantes, a estas alturas  nosotros hemos dado clases en varios MBAs de primer nivel internacional (University of Chicago Booth School of Business, MIT Sloan, London Business School, Wharton School en la University of Pennsylvania) y siempre hemos tenido la impresión que un MBA era un reto considerable incluso dedicándose a tiempo completo a su estudio” bueno pues como me deja raro.  Creo que una reflexión pendiente es el papel que han jugado las escuelas de negocios en la crisis económica y ética en la que parece estamos instalados,  reflexión que si creo merece la pena y que, al menos para mi, es más ilustrativa que si “Su título universitario es de “grado (licenciado) en Protocolo y Organización de Eventos por la Universidad Camilo José Cela” o no.

 

Otro aspecto que me deja raro es la vinculación que se desprende del artículo de competencia profesional y titulación universitaria. Quizás mi muestra es muy sesgada, pero no encuentro la relación por ningún lado. Conozco a estupendos incompetentes con varias titulaciones y algunos, tampoco muchos, que sin titulación son perfectamente competentes.  Una reflexión acerca del rol que debe jugar la universidad en la sociedad en general y en España en particular me parece necesaria, reflexión que unida a cómo pensamos que debe de relacionarse la universidad y la empresa y otra sobre las capacitaciones de los profesores universitarios, quizás, nos evite sorprendernos porque el “plan de estudios del grado nos da asignaturas como historia del protocolo o ceremonial académico y religioso pero pocos o ningunos de los cursos que a uno le vendrían a la cabeza en programa de administración pública”

 

Y ya por último, soy hombre de pocas ideas, una reflexión sobre qué perfiles queremos que asciendan a la política, ¿profesionales de esa misma política?, ¿altos funcionarios del estado?, ¿empresarios?, si es así ¿de qué tipo?, ¿profesionales cualificados?…, hacernos estas preguntas, quizás, nos lleve a huir del populismo fácil de “dar leña” al político por el mero hecho de serlo. Criticar la falta de buenos profesionales en la función pública, pero no hablar de las penosas condiciones que como ciudadanos ofrecemos a los que ocupen esos cargos, me parece poco riguroso y rigor es, al menos, lo que debemos  pedir a dos ilustres profesores.

 

Si alguno de mis tuits o el tono de esta monserga molesta a alguien pido mis más sinceras disculpas, quizás, uno tiene algunos días en los que no está del todo afortunado.

 

Salud,

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